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Salud
LA SALUD MENTAL EN EL MUNDO
La magnitud de los trastornos mentales - 2ª parte
Fuente: OMS
Los problemas mentales y conductuales: factores de riesgo en la morbilidad y mortalidad
s cada vez más evidente que las funciones mentales están interconectadas con el funcionamiento físico y social, y con el estado de salud. Por ejemplo, la depresión constituye un factor de riesgo en el cáncer y en los trastornos cardiovasculares. Por otra parte, la adherencia al tratamiento en personas afectadas por un trastorno físico que además sufren de depresión, ansiedad y uso de sustancias puede flaquear de manera sustancial. Recuérdese también que ciertas conductas adversas, tales como el fumar y la actividad sexual no protegida, están ligadas al origen de varios trastornos físicos tales como el cáncer o el VIH/SIDA.
Según el Informe sobre la Salud en el Mundo 2002, tres de los 10 factores de riesgo principales imputables a la carga mundial de las enfermedades, eran de naturaleza mental/conductual (sexo no protegido y el uso del tabaco y de alcohol) mientras que otros tres están significativamente afectados por factores mentales/conductuales (sobrepeso, alta presión arterial y alto colesterol).
Los trastornos mentales y las enfermedades médicas están interrelacionados
El tratamiento de la depresión en los casos de comorbilidad con enfermedades físicas puede mejorar la adherencia a las intervenciones en enfermedades médicas crónicas.
Las situaciones de comorbilidad implican la coexistencia en la misma persona de un trastorno mental, v.g., la depresión, y de una enfermedad física, como la diabetes, enfermedades cardiovasculares, trastornos neurológicos o cáncer. Cabe hacer notar que en la comorbilidad no se trata de una situación casual ni tampoco de un sentimiento de desmoralización o tristeza generado por las dificultades creadas por la enfermedad crónica. Mientras que la tasa de prevalencia de la depresión mayor en la población general fluctúa en un promedio de 3% a 10%, cuando coexiste una enfermedad física crónica esta tasa es aún más alta.
Pacientes con comorbilidad por depresión con menor frecuencia cumplen el tratamiento o las recomendaciones médicas, y están expuestos a un riesgo mayor de discapacidad y mortalidad. Por ejemplo, se ha demostrado que pacientes con depresión no cumplen con los regímenes de medicamentos en una frecuencia tres veces mayor que los pacientes libres de depresión. También existen evidencias que la depresión predice la incidencia de problemas cardiacos. En el caso de las enfermedades infecciosas, la no-adherencia al tratamiento puede acarrear resistencia a la medicación. Esto último tiene implicaciones sanitarias graves por cuanto puede eventualmente dar lugar a agentes infecciosos resistentes.
La depresión que acompaña la enfermedad afecta la calidad de vida y diversas áreas del funcionamiento de los pacientes con enfermedades crónicas. Además, puede generar una mayor utilización de los servicios y costos. Ensayos clínicos han consistentemente demostrado la eficacia del tratamiento antidepresivo en pacientes con comorbilidad por depresión y enfermedad médica crónica. El tratamiento apropiado de la depresión puede favorecer un mejor resultado médico.
La comorbilidad, que significa la coexistencia en la misma persona de dos o más trastornos, se ha convertido en un tópico de interés creciente en la atención de salud. Las investigaciones han mostrado que un número de trastornos mentales (v.g. depresión, ansiedad, abuso de sustancias) ocurren en personas que sufren de enfermedades transmisibles y no transmisibles en una proporción mayor que lo indicado por el azar. Y, como se anotara antes, también es frecuente la situación recíproca en cuanto hay una mayor tasa de depresión en personas que sufren de una enfermedad física. También es de notar que las tasas de suicidio son mayores en estas personas.
La comorbilidad resulta en un cumplimiento menor del tratamiento médico, un aumento en la discapacidad y mortalidad, y mayores erogaciones.
No obstante tamaña gravedad, los trastornos comórbidos pasan desapercibidos y hasta pueden tratarse de manera no apropiada. Una mayor consciencia y comprensión, así como el manejo integral del problema puede aliviar la carga causada por los trastornos comórbidos tanto en la persona, su familia, la sociedad toda y en los servicios de salud.